15/9/08

La Casa Madre


Una vieja vivienda del barrio Alfaguara de Loja se transforma en sede educativa y patio de recreo de los niños del barrio

“La Casa de Zonas”. Como si de una casa “okupa” se tratara, con esta pintada colorista en una de las calles blancas del barrio de Alfaguara y Alcazaba de Loja anuncia la entrada a una pequeña vivienda típica de este barrio que ha abierto las puertas a muchas ilusiones para críos que apenas levantan un metro del suelo. Ojos inquietos, tez morenas, cuerpos escuchimizados y gestos desenfadados se arremolinan a la entrada de esta casa con timidez pero impaciencia por mostrar a sus compañeros, monitores y padres sus trabajos. Y es que han hecho un gran esfuerzo por acudir, cada día, a las clases de creatividad, informática, percusión o deportes que se imparten en la Casa de Zonas.  

Se trata de una aventura nacida hace siete años en Loja como apoyo a la educación y formación de los niños gitanos que residen en estos barrios, muchos de ellos con familias seriamente desestructuradas, pero cuyo resultado sorprende a los propios promotores de la idea. No hay más que dejarlos hablar para comprobar la fluidez con la que se expresan y la claridad de ideas que muestran al hablar de lo que vienen a hacer allí.   

“Es admirable el ejemplo que ellos mismos dan a sus propios compañeros, el sentido de la responsabilidad y el compromiso que transmiten”. Lo dice la concejala de Servicios Sociales, Josefa Jiménez, y el coordinador de la Casa de Zonas, David Peinado. 

En la tarde del viernes –de las últimas de vacaciones antes de retomar las clases- todos acuden a la fiesta de clausura de los talleres de verano. Por un lado, los campeones del torneo de fútbol sala reciben orgullosos de manos de la concejala de Servicios Sociales, Josefa Jiménez, un trofeo hecho por ellos mismos a base de materiales reciclados. Otros niños intentan cargar con los ordenadores que han recibido como premio por su participación en el taller de introducción a la informática. “Son equipos que, aunque un poco antiguos, hemos decidido donarlos a los alumnos que más entusiasmo han mostrado a la hora de participar en las actividades de la Casa de Zonas, para que puedan hacer sus deberes en casa durante este curso escolar”. Una de las niñas, Inma, sorprendida por el regalo que se ha llevado –uno de estos ordenadores- habla en nombre de todos ellos: “Sobre todo venimos porque nos gusta estar con nuestros amigos y los monitores se portan muy bien con nosotros, pasamos muy buenos ratos”. Inma, que cursa segundo curso de Bachillerato, lleva tanto tiempo asomándose a la Casa de Zonas que se ha convertido en voluntaria. “Aunque estudio y también trabajo, vengo cada día y ayudo a los monitores en lo que puedo”, asegura. La concejala no duda en decir de ella que es “un ejemplo para todas las mujeres gitanas”. 

La Casa de Zonas seguirá con su actividad durante las tardes de este otoño, temporada en la que el turno se cede a los adultos residentes en el barrio. “Sobre todo, son las mujeres gitanas las que más hacen uso de esta casa, a la que vienen para alfabetizarse, charlar sobre sus problemas o iniciarse en el mundo de internet”, comenta la concejala. La Casa también tiene un taller de apoyo escolar para los jóvenes, video-fórum en el que una vez al mes se proyectan películas, o proyectos creativos para los que tienen madera de artista, que los hay. 

La Casa de Zonas, cofinanciada por el Ayuntamiento y la Consejería de Bienestar Social, se ha convertido con el tiempo en una referencia lúdica, formativa y de apoyo escolar para la integración social de estos niños, entre los que cada vez hay menos casos de fracaso o absentismo escolar y, cada vez más, niños cuya creatividad y entusiasmo dejan asombrados a todos.