11/9/05

El alcalde del agua reparte justicia

Baza conserva vigente desde el siglo XVI la figura del alcalde del agua, que cuenta con autoridad para solucionar los conflictos del regadío bastetano

“Hordenanças de los alcaldes del agua por donde an de juzgar los pleitos que ante ellos vinieren que por la justicia y regimiento están ordenadas por el bien publico de esta cibdad e su tierra”.

Así regulan las ordenanzas municipales de Baza, en el siglo XVI, la figura del alcalde del agua, un cargo que aún en nuestros días se mantiene vigente en Baza.
el oficio del alcalde del agua se mantiene en baza desde hace quinientos años

Un modelo de justicia - que recuerda al Tribunal de las aguas valenciano- por el que la solución a los conflictos relacionados con el agua viene dada de la mano de una institución que en Baza es respetada por todos. En la actualidad, el alcalde del agua en Baza es el concejal de Agricultura del Ayuntamiento, Manuel Quirante.

una concesión real de 1630 otorgó al cabildo bastetano potestad para nombrar alcaldes del agua

Aunque la aparición de las Comunidades de Regantes han limitado su función a los pleitos relacionados con el manantial de Siete Fuentes - el único gestionado actualmente por el gobierno municipal-, el oficio de alcalde del agua en Baza todavía hoy es imprescindible en la vega bastetana.

No obstante, a pesar de los cinco siglos de existencia de esta figura, muchos problemas parecen no caducar cuando se trata del agua. “El reparto del agua sigue siendo el principal conflicto con el que me enfrento a diario”, afirma Quirante. Un regadío secular, “que apenas se ha modernizado”, unido al abandono de la tierra, complica el paso del agua “porque los propietarios no se ocupan ya de la limpieza y mantenimiento de los brazales”, asegura el alcalde.

La escasez de agua para riego es la principal ocupación -y preocupación- del alcalde en estos días. “Los principales nacimientos se han secado, por lo que el agua para riego llega con mucha dificultad a los campos”, según Quirante, que dedica buena parte de su tiempo a localizar a los propietarios para que dejen expeditas las conducciones del agua y evitar así pérdidas en tiempos de sequía.

Una ardua labor puesto que “muchos ya no residen aquí ni, por supuesto, viven de la agricultura”, lamenta Quirante, que ejerce este cargo desde 2003 aunque, como hombre de campo, conocía esta figura histórica y “a mis predecesores de los últimos 20 años”, asegura orgulloso el último alcalde del agua.


Un oficio vendido por el rey al cabildo de Baza
“Antes había más superficie de riego y más agricultores, por lo que el agua era un elemento esencial y la figura del alcalde del agua, imprescindible”. Así define Manuel Quirante su trabajo hoy en día con respecto al de sus homónimos de hace quinientos años, aunque reconoce que el oficio no ha cambiado mucho desde entonces.

De hecho, su función sigue siendo la que dictaron las ordenanzas del dieciséis: actuar como jueces en los pleitos por el uso del agua de riego, el cuidado de los caminos, ordenar la limpieza de las acequias y velar para que no se hiciesen balsas sobre las acequias de la ciudad, así como la administración del riego.

Según relata Soledad Lázaro Lamas, tal era el interés de la ciudad en mantener esta figura, que la concesión real de Felipe IV, de 1630, no fue gratuita, sino vendida al Cabildo bastetano, que tuvo así facultad permanente para nombrar alcaldes del agua y el control sobre este oficio hasta nuestros días.