9/9/09

Cascamorras: El parto de la tierra

Criaturillas raras que nacen despegándose de los cerros de Guadix llevándose consigo parte de la piel de arcilla que los envuelve salen en tropel hacia el pueblo dejando tras de sí el rastro de una placenta terrosa que tiñe de color las piedras del camino por donde pasan.
Son como animalillos indefensos, como gnomos del bosque recién nacidos que huyen sin saber a dónde ir pero que corren y corren fruto del miedo a lo desconocido y extraño. Me sobrecoge una sensación de estar en medio de una pintura impresionista de trazos espontáneos pintando las sombras de los hombrecillos que corren impregnados de toda la gama del color de la tierra. La misma que de repente engulle a unos y diluye a otros en fuentes de agua y barro. Camaleónica, la masa humana sabe encajarse de nuevo en las figuras que dibuja la arcilla de la que salieron para seguir viviendo su vida, en perfecta alineación con la tierra, el agua y los cerros que desafiantes apuntan al cielo azul oscuro. Anochece. Las figurillas desaparecen. Cada 9 de septiembre ocurre este fenómeno sobrenatural. Este parto de la tierra anuncia la entrada del otoño, el fin de la fiesta, la recogida de la uva. El comienzo de la vida.