19/10/08

La Granja o la Casa de la Pródiga abre sus puertas al público

Si La Pródiga hubiera sido una mujer del siglo veintiuno, sin duda hubiera pensado menos en el porvenir de don Guillermo de Loja como diputado y más en su apacible vida en La Granja, en vez de acabar con ella arrojándose a uno de los riachuelos de la finca en los celajes del otoño. Pero la moral y las convenciones decimonónicas existieron -también literariamente- y en el diecinueve, en el que Pedro Antonio de Alarcón escribió la novela que popularmente da nombre a la majestuosa finca ubicada en Baza (Granada), la condenó a morir para supuestamente salvar de la desdicha al diputado que, extasiado por la belleza de la marquesa Julia y los parajes que rodean "Los Abencerrajes", decide pasar el resto de sus días junto a ella en esta finca.
La Pródiga Segunda Parte

Tras meses -y años- de negociaciones, la Mancomunidad de Municipios de la Comarca de Baza ha devuelto a este caserón el esplendor de sus primeros tiempos. Esta vez, para disfrute de todos, porque tras la rehabilitación de la casa, se le ha dado doble uso como centro visitable y alojamiento turístico. Todo un sueño para propios y un lujo para ajenos a esta emblemática mansión, popularmente conocida en la zona como "La Casa de La Pródiga", en honor a quien se inspiró en ella para recordar en una novela sus andanzas por estos bellos parajes granadinos como candidato a diputado: Pedro Antonio de Alarcón.

Aunque el escritor accitano nunca situará exactamente el lugar de la acción, todas las evidencias apuntan a que fue fiel a su memoria y en “La Pródiga” hace claras alusiones a finca de La Granja, su jardín, el paraje que rodea el cortijo, sus ríos y sus cultivos. Incluso se dice que el personaje de Guillermo de Loja está inspirado en su amistad con un ingeniero de la zona. Así, la presa “de tres metros de altura” que Guillermo realiza “en la garganta por donde el riachuelo entraba en el valle”, bien pueden basarse en alguna de las obras hidráulicas construidas en este lugar, así como “el manantial de agua potable que merecía ser encerrado en una gruta artificial de risco y musgo”, que a muchos recuerda a la fuente que existe en las cercanías de La Granja y en cuyas inmediaciones aparece muerta la marquesa Julia.

En estos días de octubre, las aguas del Negratín parecen haberse abierto en su mermada cola por efecto de la sequía para dar paso a la auténtica peregrinación de visitantes que estos días ha cruzado las puertas de La Granja, abiertas de par en par al público como jubilosa celebración de su recién estrenada condición de lugar turístico universal.

Y como buen peregrino, han traspasado el portón de esta casa como cumpliendo un sueño: el de conocer por dentro una casa que muchos recuerdan desde su infancia pero a la que tenían vetada la entrada a esta propiedad, que fue privada durante siglos hasta su expropiación en los años ochenta por la Confederación Hidrográfica del Gualdalquivir, que hizo uso exclusivo de sus dependencias y a las que sólo algunos invitados tuvieron el privilegio de acceder.

Ya son más de 300 visitantes los que en estas jornadas de puertas abiertas han quedado embelesados por el gusto con el que están decoradas sus dependencias interiores, en especial las habitaciones de las plantas superiores, habilitadas como alojamiento rural y que gestiona la misma empresa que abrió recientemente el Hotel Alcanacia, cumpliendo así el compromiso de conceder públicamente a empresarios del altiplano granadino el aprovechamiento turístico de La Granja.

También se han recuperado las fuentes, los estanques y las escaleras que rodean el edificio. En la planta inferior, la Mancomunidad de Municipios, que tiene cedido su uso por un período de diez años, la destinará a centro de visitantes, exposiciones y eventos culturales, inaugurada con una muestra de artistas del Altiplano y Guadix. Más adelante, se prevé su musealización como Centro de Interpretación del Agua, con el que la Mancomunidad no quiere dejar pasar lo que ya se evidencia como un problema: la escasez de agua en esta zona y la importancia de promover, cuanto menos, su uso racional.

La secular historia de la Granja data con su construcción en el siglo XVI, época en la que fue propiedad, junto a los antiguos Baños de “Benzalema”, del monasterio de San Jerónimo de Baza, fundado en 1502 por María de Luna y Enrique Enríquez, tío carnal de los Reyes Católicos. Tras la desamortización de bienes de la Iglesia, La Granja tuvo varios propietarios hasta su expropiación para construir el embalse.

Pedro Antonio y La Pródiga

En 1882, el escritor Alarcón describe en su novela La Pródiga el Cortijo de los "Abencerrajes", que coincide en muchos detalles con la finca de La Granja. Es una obra con muchos tintes autobiográficos. Alarcón se inspiró en su conocimiento de la vida de congresos, tertulias, teatros y salones de la aristocracia del Madrid de mediados del siglo XIX para relatar las idas y venidas del ingeniero y diputado Guillermo de Loja.

La elección del escritor como diputado de las Cortes le llevó a recorrer muchos pueblos de la geografía granadina. “La Pródiga” comienza situando la acción en “la parte nordeste de cierta provincia andaluza” -el norte de la provincia de Granada-, que tres candidatos a Diputados recorren “en busca de votos” para representar a esta circunscripción en las Cortes.

En la obra, este cortijo da morada a la marquesa Julia, protagonista de la novela de quien se enamora Guillermo de Loja. La novela relata el idilio con trágicas consecuencias entre los dos personajes en “un palacio de dorada piedra, rodeado de viviendas rústicas y de pomposos árboles y parras” y en el entorno de “un endeble río que cruzaba el valle en toda su longitud, entre elegantes alamedas y apretados cañaverales”.

En 1946, Rafael Gil llevó al cine la historia de La Pródiga, interpretada por Paola Bárbara y Alberto Closas.