La plaza del doctor Collado ha sido punto de encuentro muchas veces en mi vida. A medio camino entre el centro histórico y la marcha del Carmen, el Café Lisboa era el lugar ideal para pasar alguna tarde de domingo: ni la calma del casco viejo en la jornada dominical, ni la estridencia de los locales cercanos: las calles Calatrava y Caballeros. Recuerdo las últimas tardes allí antes de dejar mi ciudad: Marina, Yol, Ruth, Helena... sentadas en el alféizar de la ventana que da a la plaza, para estar dentro pero también fuera, y que no se nos escapara nada.
No podía imaginar en aquellos momentos que no pisaría el Café en mucho tiempo, y que la primera vez después de mi vuelta fuera acompañada de María, a la que conocí en La Coctelera cuando empecé en esto de los blogs. Después de muchas vueltas, suyas y mías, nos hemos vuelto a conocer en el Lisboa. Cosas de la vida.
Gracias, María, por recordarme buenos momentos en ese café. Sin duda, el último fue uno de ellos. Y suerte en tu paso por Valencia.
