30/4/07

Los achaques de las secuoyas

Un vallado impide desde hace años la entrada libre al entorno de las centenarias
Secuoyas del Cortijo de La Losa, en la Sierra de la Sagra. El Barón de
Bellpuig, propietario de la finca, alega motivos de conservación de los
centenarios árboles para vallar el bosquete.


Secuoyas de Huéscar

Las centenarias secuoyas de Huéscar sufren una condena que dura ya varios años. Así lo creen los lugareños, que se preguntan si no ha sido peor el remedio que la enfermedad al vallar las "mariantonias", como popularmente se les llama, para evitar su degradación. Lo cierto es que el remedio -las vallas instaladas por el propietario de la finca hace algunos años- continúa a fecha de hoy impidiendo la entrada libre a los curiosos que cada año acuden a visitarlas.

El motivo esgrimido por el Barón de Bellpuig, dueño histórico de estas tierras, es que las continuas pisadas en el terreno próximo a las secuoyas han acabado por secarla y esto puede provocar la muerte de los árboles centenarios. Pero pocos están de acuerdo con estos argumentos.

Piensan, por el contrario, que las "mariantonias" -su nombre popular es una derivación de su denominación científica, Wellingtonias- no van a morir después de tantos años en pie, y que tanto el vallado como el cartel de aviso colocado por el dueño afea el entorno de las secuoyas, que más bien pueden morir de tristeza porque cada vez son menos las visitas que recibe. Se calcula que cada año pasan por Huéscar cerca de 300.000 turistas para ver de cerca la treintena de secuoyas plantadas en esta zona, lo que supone un singular atractivo turístico y un importante revulsivo económico para Huéscar y su comarca.

Pero la afluencia va a menos y, lo que en principio era una medida "provisional", se alarga en el tiempo sin que los visitantes tengan acceso totalmente libre a la finca privada donde se encuentra el grupo más numeroso de estos gigantescos árboles, que llevan plantados en el Cortijo de la Losa más de 160 años.

Aunque el dueño de la finca facilita el acceso al bosquete si previamente así se solicita, los visitantes casuales que transitan por la carretera de La Losa, camino del bello entorno de la Sierra de la Sagra, se tienen que conformar con verlas de lejos, aunque no es muy difícil porque las esbeltas secuoyas se hacen visibles desde unos 30 metros atrás en la carretera que va de Huéscar a La Losa

Según pone en el cartel de aviso colocado tras la valla, el propietario de la finca donde viven desde hace un siglo las "mariantonias" decidió alambrar los bosques para su "regeneración, conservación y protección". En nombre de la explotación agrícola de La Losa, el propietario de la finca pide desde este cartel -colocado a un metro escaso de una de las secuoyas principales- "respeto y comprensión" a los visitantes de los espectaculares árboles.
Los bosquetes de secuoyas del Cortijo de La Losa, muy próximo a Huéscar, son de los más antiguos de España y uno de los pocos que existen en toda Europa. La mayor de ellas alcanza los 75 metros de altura y son necesarias hasta cinco personas con los brazos extendidos para rodear sus más de siete metros de perímetro, según se explica a los visitantes en la Guía Turística de la Comarca de Huéscar.

Fueron traídas por el Marqués de Corvera desde el Yosemite Park de California y plantadas en esta finca de Huéscar. Las secuoyas son los árboles más grandes del planeta. Sus dos variedades, Sequoiadendron giganteum y Sequoia sempervirens -ambas presentes en la finca de Huéscar- pueden alcanzar los cien metros de altura y superar los mil años de vida. En España sólo se encuentran en Huéscar y en Cantabria, donde fueron declaradas monumento natural en 2003.