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Lidia Ucher Orce (Granada), 19 ene (EFE).- La población oscense protagonizó hoy una de las fiestas más antiguas del altiplano granadino, las que homenajean a San Antón y San Sebastián, en la que todo el pueblo -1.400 personas- interpreta los papeles de Cascaborras, Danzantes, Soldadesca y Moros y Cristianos. Representan así las tentaciones de San Antón, a la que se une la conmemoración de San Sebastián en una celebración que se prolonga durante cuatro días. En la fiesta han participado tres mil personas entre el pueblo completo disfrazado, visitantes, emigrantes oscenses y, este año, una comitiva francesa que ha participado en el desfile interpretando a las tropas moras. La delegación estaba formada por 35 personas procedentes de Tautavel (Francia), sede del Centro Europeo de Prehistoria con el que está hermanado Orce desde 2005.
Una particularidad de la fiesta es que los funerales que se celebran durante estos días van acompañados por una soldadesca, que acude en formación militar a la casa del difunto y lo escolta hasta la Iglesia Mayor. Este año, el inicio de la fiesta ha sido interrumpido porque un hermano de la Cofradía de la Virgen de los Dolores de Orce ha fallecido y la Soldadesca de la fiesta ha escoltado el cortijo fúnebre por las calles del pueblo y durante la misa. Tras la comitiva fúnebre, a las cinco de la tarde, comenzó la bajada a por San Sebastián, en la que las tropas cristianas se unen a los personajes habituales -soldados, danzantes, Cascaborras y tropas moras-. En la ermita actuaron de nuevo el abanderado y los danzantes y, de regreso a la iglesia, portando al Santo, la comitiva sufrió el asalto de las tropas moras, que tras la lucha se hacen con el control, le dan la vuelta al santo, y continúa la marcha. Poco antes de la llegada, los cristianos iniciaron una revuelta que acaba con la entrega de los moros, a los que se les ofrece integrarse. En ese momento, al ritual del abanderado y los danzantes se agregan las tropas moras, tras lo que la fiesta concluye con una liturgia en honor a San Sebastián, el día 20, y la bajada del santo a su ermita, donde esperará hasta el próximo año.
En esta fiesta, el Cascaborras, ataviado con refajo y cintas de colores, la cara pintada y armado con su vara, el Cascaborras representa la encarnación del demonio. El Paje simboliza la inocencia de la fiesta; los Danzantes, las tentaciones que sufrió San Antón en el desierto; los Soldados, la rectitud ante ellas y, finalmente, los Moros y Cristianos, que han escenificado las luchas acaecidas en Orce durante la Reconquista y que, por su antigüedad, los convierten en pioneros de las tradicionales fiestas que se celebran en todo el país. La fiesta comenzó el 16 de enero y se prolonga hasta mañana día 20 con un sinfín de bailes de bandera, desfiles, colaciones, verbenas y sartenadas de migas, mientras bailan los danzantes y se recitan los "Vítores", unas coplillas en tono carnavalesco.
El día 16 comenzó la fiesta con la comitiva de los Soldados y Danzantes, que se dirigen a la ermita a recoger a San Antón y allí el abanderado "baila la bandera". Al acabar, suenan petardos y cohetes y bailan los danzantes, tras lo que se regresa, esta vez en procesión, con el Santo a la Iglesia, para dar comienzo al pasacalles que culmina en la "Colación", que toma su nombre de los frutos secos que se sirven -cañamones y garbanzos-, acompañados de la deliciosa "cuerva" o sangría.
EFE lu/ps/jrr