15/7/07

De tecnología hasta el cuello

Cada día al salir de casa me cuelgo al cuello mi Nokia N70 con su correspondiente Kit Manos Libres Estéreo, los auriculares y el reproductor de mp3 Creative Muvo y dos pendrive, por lo que me enrollo unos cuatro collares-cables que acaban hechos un nudo imposible de deshacer al cabo del día.

Además, me echo al hombro mi portátil HP Pavilion en una cartera-bandolera de la Universitat de València porque el maletín que me regalaron para el ordenador me pesa mucho más. En esa cartera también meto mi nuevo ratón con cable USB, el Cable de conectividad Nokia (USB), una PDA ACER prestada para no perderme -aunque el Tom Tom parece burlarse del conductor en bastantes ocasiones-, mi agenda de papel, mi libreta de Jordi Labanda, algún catálogo que me sirve de inspiración para hacer el mío propio, mi cartelera Turia y mi cartera de documentación.

Ahora me dejo en casa mi Sansonite Trecking, donde tengo guardada mi cámara Fujifilm Finepix 3.2 megapíxels, su cable USB y las pilas recargables. De momento, no me hace falta ir con ella a todas partes. Hago fotos con el móvil.

El nokia también lo utilizo para escuchar la radio, pero mi música la guardo en el mp3 y los auriculares son incompatibles. Sé que puedo cargar el tom tom navigator en el móvil, pero necesito más memoria. También sé que no necesitaría ir con el portátil a todas partes, pero aún no me he adaptado al U-3 que te guarda tu configuración y trabajar en otro PC es como estar en casa ajena.

Es evidente que debería solucionar todo este maremágnum de procedimientos pero no sé cómo.

Aunque parezca que estoy apresada por la tecnología, lo cierto es que me interesa y mucho todos los avances en equipos más completos, más pequeños, menos pesados y con menos accesorios. La razón es obvia. Me gusta la tecnología y la necesito, pero las grandes empresas del sector tienen que apostar por diseñar aparatos adaptados al humano. Sea hombre o mujer.

Parece que la cosa va por aquí.