31/10/05

El cortijo de los “callaos”

Las gentes serranas mantienen viva la memoria de sus antepasados, enterrados en los abandonados camposantos de la Sierra de Baza
los cementerios de la sierra de baza se mantienen vivos gracias al cuidado de los aldeanos
la tía adeladia murió en octubre y fue la última aldeana enterrada en el cementerio de el moro

“De aquí al Cortijo de Los Callaos”. Con esta ironía se refieren algunos de los últimos habitantes de la Sierra de Baza al Cementerio de El Moro, uno de los pocos camposantos que guarda entre sus ruinas la memoria de los “serranos”.
Apenas quedan aldeanos en la Sierra pero ninguno olvida la historia de sus antepasados, muchos de ellos enterrados en los cementerios de El Moro, Los Mellizos, Las Balsillas o el de Rambla del Agua. En el día de Todos los Santos, los oriundos de estos “pueblos fantasma” recuerdan a sus seres queridos, que en estas pequeñas aldeas -donde todos se conocen-, tan querido es un hermano como el vecino del cortijo de enfrente.
Así lo siente, por ejemplo, Antonio Ángel Sánchez, vecino y alcalde pedáneo de Benacebada, que recuerda perfectamente a “La Tía Bernarda”, una aldeana que recibió sepultura en el cementerio de El Moro en 2003, la última hasta que el pasado 16 de octubre se enterró a la Tía Adeladia, que con 95 años eligió su lugar natal como descanso.
Pero Antonio Ángel tiene más presente la historia de Manuel Molina, Manolo “El Cabezón”. “Tuvo un accidente en el que falleció una persona y en 2002, antes de un mes del juicio, lo encontramos muerto en su cortijo”, afirma. Sus restos descansan desde entonces en El Moro.
Rosario, la mujer de Antonio Ángel, es oriunda de Pocopán, topónimo que habla por sí solo con el que se conoce a una pedanía serrana. Pasó sus primeros años de vida allí y también recuerda “las penurias que pasamos en aquellos tiempos, cuando los mayores morían en sus casas y entre todos teníamos que amortajarlos y enterrarlos”. Un recuerdo más agradable es el que guardan de “La Tía Torras”, otra aldeana que murió en 1985 con 100 años “y su única receta, decía, era el anís”, comenta Rosario. Lamentan que Anita Casanova “muriera como un pajarillo en Granada cuando nunca en su vida había ido al médico”. Ellos mismos la llevaron al hospital, “donde no aguantó ni un mes”. José, de 72 años y vecino de Benacebada, también recordará hoy a su abuela y su padre, “El Tío Fernando”, que como él dice con humor, descansan “allá en el cortijo de los callaos”.

Mantener viva el alma de la Sierra de Baza
Según los historiadores locales, aproximadamente 4.000 aldeanos pueden estar enterrados en cementerios como el de Los Mellizos, una aldea que contaba con iglesia propia y camposanto cristiano, donde el último enterramiento tuvo lugar en 1963. Lo cierto es que hasta hace poco tiempo han habido enterramientos en la Sierra, muchas veces como última voluntad de personas fallecidas lejos y que han deseado descansar en la tierra de sus antepasados.
Una muestra de cariño de las gentes serranas que también han lamentado el estado de descuido y abandono que presentan hoy estos cementerios. Un grupo de vecinos de Los Rodeos decidió organizar jornadas de voluntariado para reparar los daños ocasionados por el hundimiento de muros y los continuos desprendimientos que de las tapias que los rodean. Todos los años por primavera se ponen manos a la obra para mantener viva el alma de la Sierra.